miércoles, 14 de septiembre de 2011

Poetisa


Cautivada por sonidos

Regalaba palabras

Formulaba

Puentes en individuos

De silencios

Compartidos


Pero

Se le murió la poesía

Nadie se dio cuenta

Sola

Pasó noches

Sedienta de emociones


Se le murió la poesía

Gritaron ángeles

Tiempo

Después vieron

Muertes en el cielo


Ahogada en su pieza

Dedos dormidos

Pensaba

Escribir

Y no podía

Hasta que le susurró la vida

Entonces escribió:


“Que Jesús baje y nos viole a todos para que recordemos que es lo que se siente vivir a corazón honesto


¿Reconoces al amor asustado?

Ese que tiembla al avistar

Un grado de libertad

Aquél que se retuerce al ver

Una mujer cantando al amanecer

(Canciones que tengan que ver

Con cualquier cosa menos con él)


¿Reconoces al amor viejo?

Ese que no se arruga por el tiempo

Sino de estreñimiento al leer

Que le importa todo menos las

(Canciones que tengan que ver

Con cualquier cosa menos con él)


¿Reconoces al amor inseguro?

Ese que te tropieza la decencia

De abrirte a sueños mojados

De independencia

Ese que te canta canciones con placer

Obviamente solo si tienen que ver con él


¿Reconoces al amor pródigo?

Ese que vuelve

Aún sin haberse ido

Ese que vuelve

Aún sin haberse ido

Ese que soñando

Despierta en vano

Con un amanecer

En su mano

Ese que es alivio

Y lluvia sobre carrusel

Para tus dedos tibios por

Humedad que no tiene nada que ver con él”


La poetisa retomó el vuelo

Se sintió libre

“Leo señales”

Habrá dicho

Mientras el diablo

Le cavaba el nicho


Aprendió tonadas

Que dedicó

La punta de la Lengua

Se le dividió

Y causó tanto dolor

Que en el cielo, en la naturaleza y en el miedo

Dios murió


Ella bailó el contorno del sexo

De Leviatan

Sin siquiera recordar

El cantar de los cantares

Que alguna vez solió y le solían

Recitar


Orfeo, Orfeo

¿Dónde estás que no te veo?

En algún segundo el alma

De la poetiza fraseó

Mientras en caída libre

Rozaba el plexo de espigas

De la canción

Que Orfeo mismo

Tantas veces le dedicó


Oliendo mierda tricolor

Escuchó a lo lejos su canción

Ella devolvió insultos

Ella quería quemarse con Cancerbero

Ella quería matar al mismo Orfeo

Ella se anunciaba libre

Mientras cadenas

Afixiaban la pureza restante

De sus ahoagadas penas


Orfeo vendió su alma

A cambio de lo que de la de su amada poetisa quedara

Orfeo esperó escuchar de la poetisa que pasó

Orfeo en la incertidumbre sufrió y sufrió

Orfeo vivió todas las noches restantes sumergido en su propio mar de lágrimas

La poetisa aún no encuentra las palabras

lunes, 12 de septiembre de 2011

Tu Yo en Ausencia



Miro al costado donde tu cuerpo ya no está. La presencia de tus ojos persiste. Me mata. Extiendo mi brazo intentando cubrir la infinitud de tu amarga ausencia. Las llagas me atan a la almohada. El rasgar bajo la cama late junto al deseo. El crujir del techo insiste en tu llegada. Nada tiene sentido cuando el perdón bebe la sangre de un asesinato que nunca fue. Mis uñas se hunden a los restos de sudor que dejaste en mi alma. Urguetean entre las grietas que cavaste con cada una de tus palabras. Me despiertan la pena. Me duermen el sueño.